sábado, 12 de abril de 2014

El Museo del Prado en tiempos de guerra (II)

Durante estos meses, se llegó a pensar en la posibilidad de que una selección de las obras maestras del Prado fuesen prestadas al Musée du Louvre, aprovechando el tirón de la Exposición Internacional que se celebraría en París y donde el gobierno de la República estaba más que bien representado. Esta idea se abortó finalmente. 

Lo que sí se produjo fue la visita Sir Frederic Kenyon, ex-director del British Museum, quien había demandado desde Londres una serie de explicaciones por parte del gobierno de la República sobre lo que se estaba haciendo con el tesoro español, quien fue contestado con dicha invitación por parte del embajador español en Londres, Pablo de Azcárate. La visita de Kenyon, quien sería acompañado por Sir James Mann, que era director de la Wallace Collection, fue muy esclarecedora para la opinión pública internacional, puesto que pudieron ver con sus propios ojos que las obras estaban completamente intactas, dando de este modo testimonio de ello al exterior.

En la parte derecha en primer término junto a Las Meninas:
Sir James Mann, Timoteo Pérez Rubio y Sir Frederic Kenyon.
Colegio del Patriarca de Valencia, agosto de 1937.
Biblioteca Nacional de España.

Con el avance de las fuerzas nacionales, quienes teniendo sitiada la capital, proseguirán hacia Valencia intentando aislar la ciudad de su comunicación con Barcelona (se realizó una nueva división en el territorio republicano), lo que provocará un nuevo viaje de todo el patrimonio hacia Cataluña, último bastión donde la República podía hacerse fuerte. Será en este trayecto, al paso por Viñaroz, cuando será dañado El dos de mayo de Goya, en el que se realizará una inmediata restauración, aunque hoy aún conserva rastros de este hecho. Las obras finalmente serán depositadas en los sótanos de los Castillos de Peralada y de Figueras, y en una mina de talco a pocos kilómetros de la frontera pirenaica, compartiendo en todo momento el destino de la República. 

Es cuestión de tiempo que se produzca la debacle final de la República a manos de los nacionales, de manera que junto con todos los ciudadanos que tomarían el camino del exilio en unas condiciones lamentables (se llegará incluso a ordenar que se bajen los heridos y las subsistencias de los pocos camiones que había en el momento de cruzar la frontera para llevar allí las cajas del tesoro español). Las mayores obras de arte del patrimonio histórico-artístico español se depositarán en la Sede de la Sociedad de Naciones, que sería un escenario neutral para su conservación mientras se dirimían los últimos días de conflicto armado.

Llegada de las cajas que contenían el Tesoro Artístico español a la Sede
 de la Sociedad de Naciones, Ginebra. Febrero de 1939.
Colección Carlos Pérez Chacel. Archivo de Simancas, Valladolid.

Será gracias a las negociaciones de Josep María Sert y Eugenio D´Ors (principalmente a los contactos que tenía Sert en el extranjero, porque entre ambos se llevaban realmente mal y trabajaron por separado y de espaldas a lo que negociaba el otro) y a la cláusula que habían firmado todavía en Cataluña el ministro de Estado de Manuel Azaña, Julio Álvarez del Vayo, con miembros del recién creado Comité Internacional para la conservación de los tesoros de Arte de España, lo que permitió que las obras volvieran a España una vez que los gobiernos francés y británico reconocieron al de Franco como legítimo y dejaron a Pérez Rubio y sus ayudantes de la Junta Central, completamente anulados desde el punto de vista diplomático.

Lo único que retendrá las obras en Ginebra a estas alturas, será una exposición antológica con lo mejor de la colección española celebrada en la ciudad con la autorización del Caudillo, y que será un completo éxito de público para la época.

Museo de Arte y de Historia. Exposición "Obras Maestras del Museo del Prado".
Archivo Museo Nacional del Prado.

La muestra finalizará el día 31 de agosto de 1939, tan solo veinticuatro horas antes al estallido de la IIª Guerra Mundial, lo que provocará más dificultades para la vuelta del tesoro a España, teniendo que interceder Sert para que su envío se produjera antes del cierre de todas las fronteras. De este modo, las obras llegarán a Madrid en los primeros días del mes de septiembre, celebrándose por todo lo alto como un éxito por parte del Generalísimo.

Entrada del tren proveniente de Ginebra a la Estación del Norte
con los tesoros del Prado.

En el año 2010, durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se puso una placa en el Museo del Prado en recuerdo de todos aquellos que hicieron lo posible (y en muchas ocasiones, lo imposible) para que hoy en día podamos disfrutar del privilegio de tener una de las mejores pinacotecas que existen.

No queremos terminar esta entrada sin remitir a nuestros lectores al enlace del documental de Alberto Porlan, por si quisieran profundizar en la cuestión y que ha sido colgado en Youtube por el usuario "iasgiasgful", a quien desde aquí le agradecemos la amabilidad de haber compartido este documento:


Del mismo modo, por si alguien quisiera una mayor información sobre la materia, recomendamos el libro de Arturo Colorado Castellary, Éxodo y exilio del arte: La odisea del Museo del Prado durante la Guerra Civil, Cátedra, Madrid, 2008.

Por último, existe una película que narra de manera tangencial esta historia. Es La hora de los valientes, de Antonio Mercero (1998), la cuál desgraciadamente no nos podemos tomar muy en serio.

4 comentarios:

  1. Vaya, hay cosas que no sabía... ciertamente para tomar notas este post.
    y se agradece el enlace al documental.
    saludos !!!

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    1. Buenas noches, Miguel Ángel.

      Muchas gracias por tus palabras. Yo aprendí mucho en su día preparando estas dos entradas. Ha sido un gusto poder recordarlas.

      Un saludo y que pases una buena noche.

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  2. Juan Carlos Arce escribió una novela sobre este acontecimiento, Los colores de la guerra.

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    1. Buenas tardes, Alberto:

      No conocía la novela. Me la apunto para echarle un vistazo próximamente.

      Muchas gracias por tu aportación. Que pases una buena tarde.

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